los hermanos amador
Pescadores del béisbol
Naturales de Camuy, Jerry y Christopher comparten
ambas pasiones desde pequeños.
Por Carlos Rosa Rosa / crosa@elnuevodia.com
Camuy – Pescar un dorado de 40 libras en el embravecido mar puede
ser tan difícil como ‘pescar’ una recta de 95 millas en la caja de
bateadores.
Pero una vez, el pez pica el anzuelo y el bate hace
contacto con la bola, la adrenalina que comienza a correr por las venas
son similares.
Así lo aseguran los hermanos Jerry y Christopher
Amador, peloteros del béisbol Doble A y pescadores de profesión.
“Cuando
encuentras el pez y comienzas a pelear es una adrenalina increíble”,
comienza Jerry a relatar.
“Es la misma cuando conectas un jonrón y vas corriendo las bases. Lo
único es que la adrenalina de la pesca dura un poco más. Con el jonrón
corriste las bases, llegaste al plato y se acabó”, agrega el mayor de
los hermanos a El Nuevo Día en la Villa Pesquera de esta ciudad.
Christopher
concuerda con su hermano. “Cuando das un jonrón o haces una jugada
espectacular, el público te aplaude. En el mar nadie te aplaude, pero
cuando tienes ese pez en la vara, sabes dentro de ti mismo que hicistes
algo, que es como para que te aplaudieran. Es un ‘feeling’ parecido. Por
eso, es que me encanta el béisbol y la pesca”, indica el versátil
jugador.
Jerry y Christopher son los peloteros profesionales de
los Arenosos de Camuy en la Doble A. Y ambos están quemando el torneo
con números impresionantes.
El amor por el béisbol y la pesca
nació en la vida de los hermanos desde la infancia. Su padre Jerry fue
jugador profesional y ha sido pescador por muchos años. Y entre la vara
de pescar y el bate de béisbol, Jerry y Christopher se desarrollaron en
la finca de su progenitor.
¿Y cuál de los dos pasatiempos fue amor a primera vista? El
béisbol, responden ambos.
Desde los cuatro años, Jerry y
Christopher comenzaron a jugar pelota en las Pequeñas Ligas de Camuy. El
talento era evidente en ambos jugadores hasta el punto que llegaron al
profesionalismo.
Jerry firmó primero y lo hizo con Seattle, luego
de ser seleccionado en la cuarta ronda del sorteo de Novatos del 1998.
Christopher
le siguió los pasos y dos años más tarde estampó su firma con los
Medias Blancas de Chicago al ser seleccionado en la octava ronda.
El
paso de Jerry por las Menores fue más corto. Su bate no respondió y en
el 2003 ya estaba fuera del béisbol organizado.
Retornó a la Isla
y, eventualmente, se reinstaló como profesional en la Doble A en el
2006. También retomó sus estudios, pero necesitaba una fuente de ingreso
mayor. No buscó opciones muy lejanas. Simplemente, eligió seguir la
profesión de su padre: convertirse en pescador.
“A los 18 años ya
pescaba, pero no fue hasta que me licenciaron de las Menores, a los 23
años, que empecé a vivir de la pesca”, cuenta Jerry.
No pasaron
muchos años para que su hermano Christopher le siguiera sus pasos. En el
2009, el jardinero e ‘infielder’ tampoco consiguió contrato en las
Mayores y también se integró a la novena de los Arenosos.
Al igual
que su hermano, Christopher tomó la decisión de escoger la pesca como
su principal fuente de sustento. “Desde chiquito recuerdo que pescaba a
veces, pero desde que me dejaron libre, pesco más con mi padre. El
béisbol dura de cuatro a cinco meses, pero la pesca es todo el año”,
señala.
jornada agotadora
Una jornada de pesca no se
compara a una de un partido de béisbol. El tiempo en el mar podría
triplicar el de un juego.
En un día de pesca normal, Jerry explica
que se levantan a las 3:30 a.m. para arrancar hacia a Rincón. Una vez
llegan a la villa pesquera, lanzan el bote mar adentro unas 25 ó 35
millas. “Es un área cerca del Canal de la Mona entre Dominicana y Puerto
Rico”, precisa Jerry.
La jornada de trabajo comienza a las 7:30
a.m. y finaliza hasta que va oscureciendo el día a eso de las 6:00 p.m.
Regresan a la villa en Rincón y viajan de vuelta a Camuy, llegando a las
9:00 p.m. o 10:00 p.m. con un promedio de 150 libras de chillo.
“Es
un día largo. Es bien agotador”, apunta Christopher. “Nunca lo hacemos
dos días corridos ni los fines de semana cuando hay juegos. Sólo lo
hacemos dos o tres días a la semana”.
Al momento, los hermanos
combinan la pesca con la pelota, cuando el torneo Doble A ya atraviesa
la mitad de la fase regular.
pesca con el bate
Y si
en alta mar, los hermanos Amador han sido un dolor de cabeza para los
peces, en la caja de bateadores ni hablar para los lanzadores. Ellos
también han podido ‘pescar’ todo tipo de lanzamientos, rectas, curvas y
cambios, para cosechar unos números sensacionales.
Al momento,
dominan la mayoría de los principales renglones ofensivos de la liga en
nueve partidos, sin incluir el de ayer.
Christopher es el líder de
bateo con un robusto promedio de .649 (37-24). También es el mejor en
hits con 24, en carreras anotadas con 23, en porcentaje en base con 698%
y en slugging con 1,189%.
Jerry promedia .472 (36-17) y es el
líder de carreras remolcadas con 23 y marcha segundo en jonrones con
cinco.
“Este año no sé lo que está pasando”, dijo Jerry con una
sonrisa. “Lo interesante es que ninguno está sobresaliendo más que el
otro. Los dos estamos luciendo bien y nos estamos disfrutando el
momento”, abunda.
Christopher, en su caso, no prefiere mirar los
números. “A veces la gente me dice ‘estás bateando .600 ó .700, pero
trato de no pensar en eso, sino en pensar en el próximo turno y hacer lo
mejor para ayudar al equipo a ganar”, asegura.
El béisbol no es
para toda la vida y los hermanos Amador lo saben. Ven en la pesca un
sustento de vida y buscan la manera de evolucionar en este negocio. Por
ello, acaban de abrir una pescadería en la Villa Pesquera de Camuy.
“Todavía
voy a seguir jugando, pero sé que no será siempre. La pesca me gusta y
contando con Dios, espero que nos vaya bien”, dijo Christopher, de 27
años.
Jerry, en tanto, reconoció que “no me queda mucho en el
béisbol, ya que tengo 30 años. Sabemos que la pesca dura más, ya que
nuestro papá tiene 51 años y aún vive de eso. Nuestra meta es hacer una
buena compañía de venta de pescado para distribuirlo en muchas parte. Lo
bueno es que veo las dos cosas como ‘hobbies’, a la vez que son
trabajo. Son excitantes”.